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Daniel Moon - Omegaverse
Página 1 de 1.
Daniel Moon - Omegaverse
Daniel Philiph Moon 22 años Académicos Hibrido (Elemental de Sombras/Cuervo Negro) Inglesa Estudiante Universitario Omega | Historia Su familia, es una familia de refugiados en Eleftheria después de la guerra. Su Padre, un Alfa dominante y bastante opresivo, simplemente rechazó toda la relación que tuviera con su familia por el hecho de que sus dos hijos fueran una decepción. El primero, el mayor, el que heredaría la fortuna de la familia, era un simple beta cualquiera pero el colmo fue cuando Daniel nació... siendo un omega.Al comienzo, u padre, intentó ver la mejor forma de sacarle el partido a aquella desgracia, vender al mejor postor a su hijo menor, aquel horripilante y asqueroso Omega para que sirva de algo, sin embargo, lo que su padre no contó fue claramente con que tanto su madre como su hermano mayor, lo defenderían hasta la saciedad, tanto así que prefirió el desechar esa familia completamente, quitándoles todos los bienes y posesiones que pudieran tener, ninguna herencia recibirían y prácticamente los dejaría en la calle. Fueron buscados, acosados, casi atrapados hasta que su Madre, en un movimiento desesperado pudo conseguir el salir de Inglaterra para ir a Eleftheria en busca de comenzar una nueva vida. Llegarían cuando la guerra estaba en un punto sin retorno. Sufriendo, sin nada, simplemente intentando empezar de nuevo, llegaron a la isla de las Oportunidades. Y así fue como Daniel comenzó a vivir una vida modesta, tranquila. La pesadilla habia terminado aparentemente. Es cuando algo sucede, un suceso extraño que hace que el menor de la familia Moon quede completamente en shock. ─ El amor... no existe─ No, no le han roto el corazón. No, tampoco lo han hecho sufrir a él en persona pero si pudo ver el sufrimiento de alguien cercano a él, alguien importante a él. Su hermano mayor, Alphonse. Lo vio llorar lagrimas de sangre, de dolor, de desconsuelo cuando el Alfa del cual se había enamorado, del cual había estado completamente pendiente de él, después de dos años de una relación sólida, una relación que parecía que florecería, que vería un futuro... terminó marcando a un omega. ─ Los lazos... son estúpidos... ─ Mientras que él mismo se colocaba un caparazón grueso de amargura, de desinterés, de no crear más relación con nadie que no fuera solamente por obligación, por que no tenía otra opción más que estar relacionado con mas gente por su escuela, por su vida. Si antes tomaba los supresores para poder sobrevivir, simplemente ahora, no los dejaba nunca. No permitía que su aroma, su naturaleza saliera a relucir, es por eso que comenzó a ocultar completamente lo que era: Un patético Omega. Cuando entro a la Preparatoria, se topó con un chico que era dos años mayor que él, sus ojos negros, su porte salvaje, su presencia felina... simplemente no pudo hacer nada cuando ese chico se le acercó, cuando invadió su entorno y comenzó a perseguirlo. Al comienzo temió que hubiera descubierto su naturaleza, ya que era bien sabida la de aquel que simplemente no dejaba de mirarlo. Aun Alfa, uno que parecía estar ansiosamente acosándole. No pudo resistirse demasiado, en verdad que lo intentó, lo intentó usando todo su arsenal de veneno en sus palabras, de burlas, de comentarios pero nada de eso sirvió. El gato lo engatusó -valga la redundancia- y terminó cayendo en las garras del felino. Un beso, una caricia y... fue de él en cuanto quiso. Y esos encuentros se fueron repitiendo muchas veces. Hasta que de la nada, el gato, se graduó, perdieron comunicación y Daniel... volvió a quedarse solo, fue cuando entendió completamente a su hermano mayor. ─ El amor... no existe─ ─ Los lazos... son estúpidos... ─ ─ El amor... no existe─ ─ Los lazos... son estúpidos... ─ ─ El amor... no existe─ ─ Los lazos... son estúpidos... ─ Se lo repite diariamente, como un mantra. Todos los días, desde que el gato callejero lo abandonó, cuando entró a la Universidad, cuando conoció a mas gente. Se volvió mas amargo, se alejó aun más de la gente. ─ El amor... no existe....─ Personalidad Amargura. Rechazo. Sarcasmo. Acidez. Daniel tiene una pésima personalidad. Una de esas que en verdad son asquerosas y repelentes en todo el sentido de la palabra. Se burla de cualquier cosa, siempre encuentra las palabras adecuadas para hacer que la gente se moleste. Inclusive podría colocar un gesto amable en su rostro solamente para que los que estén a su alrededor, se alejen de él, se molesten. No tolera el compañerismo, no soporta que intenten integrarlo en equipos, detesta completamente que se le acerquen, que lo traten con confianza, inclusive que intenten ganarse su aprecio. Muy a diferencia de lo que se podría pensar, disfruta de lugares tranquilos, de hecho busca mucho la soledad, no le gusta trabajar en equipo así que se le verá haciendo los proyectos completamente en solitario. Es muy inteligente y un excelente estudiante, ya que siempre saca unas notas sobresalientes, tanto que está nominado para una beca para el extranjero. Es muy observador, sabe diferenciar a la gente con mucha facilidad, y no por que pueda percibirlos, si no por que puede observarlos. Quizá puede fallar en algunos asuntos, pero es muy bueno reconociendo patrones en las personas, instintos, tics y manías ajenas, usándolas a su favor para molestarles, alejarles. Extras ► Es un excelente jugador de Volley, pero eso no quita que se niegue a entrar a otro equipo por que fue justamente ese deporte quién le llevó a conocer al gato.► Se niega a tomar la Beca, no es tanto por que no la quiera si no por el temor de que se encuentre a su padre y no sepa que hacer frente a él. ► Su palabra favorita es "Patético" ► SIEMPRE trae consigo una caja de supresores por cualquier eventualidad. ► Tiene un collar protector en casa, pero nunca lo ha usado, sabe que usarlo es gritar a todo el mundo que es un Omega y quiere evitarlo. ► Se corre el rumor de que es un Beta o incluso un Alfa, por su forma de ser, comportarse y hablar, sin embargo, también se dice que es alguien asexuado o algo así, ya que nunca se le ha visto con nadie más. ► Disfruta enormemente los pasteles dulces. Especialmente el de fresas con crema. ► Tiene una voz melodiosa para cantar, y de hecho es algo que disfruta enormemente, pero no lo hace jamás en publico, mucho menos iría a un Karaoke. ► Es un tabú para él, hablar de relaciones, sentimientos, amor y por sobre todas las cosas, las marcas. Odia que mencionen en su presencia las marcas que dejan los Alfas en los Omegas. ► Cada que conoce a un Alfa, se aleja, así de simple. No los soporta -en verdad les teme- así que hace todo lo que puede por alejarse de la forma mas contundente pósiblem ► Es un gran conocedor de la Tecnología, siempre se le verá con un Gadget de cualquier estilo, especialmente alguno de música. ► Le encanta el sentarse a observar la luna, o transformarse en cuervo y salir en las noches de luna llena para poder observarla mejor. Poderes ─ Se puede transformar en un cuervo negro de ojos rojizos a voluntad a pesar de su estado híbrido, pero tiene el defecto de que siempre que regresa a su forma humana, regresa totalmente desnudo. ─ Puede manipular las sombras de un lugar a su placer, oscureciendo más el sitio o en su caso, poder ocultarse entre ellas, como si estas pudieran rodearle para protegerlo. Inclusive puede proteger a otra persona. Sin embargo cuando usa este poder, siempre termina demasiado fatigado, dependiendo de si el sitio tiene sombras y la cantidad de estas. Entre más oscuro sea el sitio, le es más fácil dominaras y le cuesta menos trabajo el usarlas. Registro Nombre del físico:Tsukishima Kei Procedencia (artista, videojuego, anime, manga, comic, etc): Haikyuu |
Re: Daniel Moon - Omegaverse
Plumas Negras
• El Amigo: Aquel se autoproclama Mejor Amigo de Daniel.
Datos y Detalles:
• Estudiante Universitario
• Omega
• Temperamento amigable, inclusive dulce y ameno. Confiable.
Es otro chico de la Universidad que lo conoce desde que entraron a la Carrera. Tolera toda esa amargura de Daniel e inclusive, "endulza" un poco sus comentarios ácidos. Es otro Omega que conoce de su condición que fue por mero accidente. Siempre le acompaña para poder conseguir sus Supresores, muchas veces siendo él la tapa de Daniel de su verdadera naturaleza.
NO SON PAREJA. Sólo son amigos, y Daniel considera que este chico es lo menos problemático que pudo haber encontrado, y aunque no lo diga, lo considera un compañero. Hasta un Confidente.
Datos y Detalles:
• Estudiante Universitario
• Omega
• Temperamento amigable, inclusive dulce y ameno. Confiable.
Es otro chico de la Universidad que lo conoce desde que entraron a la Carrera. Tolera toda esa amargura de Daniel e inclusive, "endulza" un poco sus comentarios ácidos. Es otro Omega que conoce de su condición que fue por mero accidente. Siempre le acompaña para poder conseguir sus Supresores, muchas veces siendo él la tapa de Daniel de su verdadera naturaleza.
NO SON PAREJA. Sólo son amigos, y Daniel considera que este chico es lo menos problemático que pudo haber encontrado, y aunque no lo diga, lo considera un compañero. Hasta un Confidente.
• Insoportable: El enemigo Declarado.
Datos y Detalles:
• Omega/Beta/Alfa
• Grupo Indiferente
Es alguien que simplemente no encaja con Daniel y cada que se topan de frente, chocan irremediablemente. No se toleran,
no se aguantan, pero de alguna forma extraña, son los que mejor se entienden entre ellos dos. Son algo así como el rechazo completo hacia el otro, no pueden soportarse por que simplemente se repelen. Es quién pone de mas mal humor a Daniel en todos los sentidos.
Datos y Detalles:
• Omega/Beta/Alfa
• Grupo Indiferente
Es alguien que simplemente no encaja con Daniel y cada que se topan de frente, chocan irremediablemente. No se toleran,
no se aguantan, pero de alguna forma extraña, son los que mejor se entienden entre ellos dos. Son algo así como el rechazo completo hacia el otro, no pueden soportarse por que simplemente se repelen. Es quién pone de mas mal humor a Daniel en todos los sentidos.
• El pasado: Aquel que hizo que el Cuervo, se volviera mas agresivo.
Datos y Detalles:
• Alfa
• Grupo Indiferente
Aquel chico que es mayor que Daniel por dos años que lo engatuzó, lo hizo creer en el amor un tiempo y después lo terminó abandonado sin siquiera voltear a verlo. Este Alfa podría recriminar a Daniel el porqué nunca terminaron consumiendo esa relación y quizá fuese esa la razón para irse de su lado.
Datos y Detalles:
• Alfa
• Grupo Indiferente
Aquel chico que es mayor que Daniel por dos años que lo engatuzó, lo hizo creer en el amor un tiempo y después lo terminó abandonado sin siquiera voltear a verlo. Este Alfa podría recriminar a Daniel el porqué nunca terminaron consumiendo esa relación y quizá fuese esa la razón para irse de su lado.
The Sun
• El Sol: La luna no brilla por si sola, siempre necesita de un sol.
Datos y Detalles:
• Alfa
• Grupo libre / Raza Libre
• Físico Libre pero me gustaría que fuese alguien pelinegro o albino (ya saben, lo opuesto a Daniel)
Dominante, Fuerte, Astuto.
Daniel tiene un temperamento horrible, así que no cualquiera podría doblegarlo, especialmente por los rumores que corren de él, ya que todo mundo lo considera un Alba o un Beta, y nadie sabe -más que su amigo- que es Omega. Al comienzo puede haber simple tensión de personalidades, choques de cualquier motivo y hacer que Daniel lo rechace completamente. Tengo algunas ideas de que este puesto, se vaya interesando en Daniel por capricho al comienzo, ya que es un reto el hacer que este rubio sea "amable", después me gustaría que se enterase del status de Daniel por un descuido del rubio en su etapa de celo, y de ahí, más drama (?).
Puede ser también que se combine este puesto con el de "El pasado", y ser el ex de Daniel, así podría conocerlo mejor en todos los sentidos.
Para cualquier duda, pueden enviar un MP~
Datos y Detalles:
• Alfa
• Grupo libre / Raza Libre
• Físico Libre pero me gustaría que fuese alguien pelinegro o albino (ya saben, lo opuesto a Daniel)
Dominante, Fuerte, Astuto.
Daniel tiene un temperamento horrible, así que no cualquiera podría doblegarlo, especialmente por los rumores que corren de él, ya que todo mundo lo considera un Alba o un Beta, y nadie sabe -más que su amigo- que es Omega. Al comienzo puede haber simple tensión de personalidades, choques de cualquier motivo y hacer que Daniel lo rechace completamente. Tengo algunas ideas de que este puesto, se vaya interesando en Daniel por capricho al comienzo, ya que es un reto el hacer que este rubio sea "amable", después me gustaría que se enterase del status de Daniel por un descuido del rubio en su etapa de celo, y de ahí, más drama (?).
Puede ser también que se combine este puesto con el de "El pasado", y ser el ex de Daniel, así podría conocerlo mejor en todos los sentidos.
Para cualquier duda, pueden enviar un MP~
Re: Daniel Moon - Omegaverse
Tetsurō Kuroo escribió:Lo vivió a cámara lenta. Quién le rodeaba activó la secuencia de mutismo y los colores de la escena difuminaron hasta tornarse en blanco y negro de gastada intensidad, de hecho hasta parecían imágenes movidas de dudosa calidad. Todo lo que tenía a los flancos, detrás, delante había adoptado aquel calibre de pigmento... A excepción de una única persona. Cruzó una intensa mirada con esa persona, fue de exigua duración pues el de cabellera dorada decidió fracturar la primera y única coincidencia que tuvieron en dos años desde la caótica y doliente ruptura, saliendo de allí sin mediar gesto o palabra.
Los timbres de voz de su extrarradio volvieron a comparecer, pero el de mirada salvaje seguía con su atención puesta en dirección al pasillo por el cual la figura avistada desapareció cómo el agua escapa de entre los dedos del sediento.
No fue hasta que una mano amiga le palmeó el hombro animándole a avanzar que no hizo ademán de movimiento., aunque de manera inconsciente seguía oteando de soslayo el corredor por dónde vio aparecer a su fantasma del pasado. ¿Estudiaba allí también? ¿Desde cuándo? En su estómago se instauró un torbellino de emociones que le devolvieron a los días dónde el amor por esa persona lo era todo, moviéndose junto a su séquito en silencio hasta que alcanzaron el aula que ése año se les otorgaba a los de la clase A.
Se le paralizó el mundo al cruzar el umbral de la puerta. Tomó aire desde la boca, como si un certero golpe en el vientre le estuviese obligando a reparar la inexorable falta de aire en sus pulmones.
Daniel.
Días posteriores al inesperado encuentro académico no movió las fichas del tablero, no se acercó ni intentó invadirle. Se mantuvo observándole desde la distancia, dedicándole sonrisas repletas del ego que solía desparramar sin demasiado éxito. Pero su suerte hizo que los asientos les llevasen a estar tan próximos como para poder observar esa despejada y blancuzca nuca día tras día. ¿Era un castigo divino, acaso? Aquello que se le negó en su momento ahora se pavoneaba de libertad frente a él, recordándole el motivo por el cual la relación se rompió.
Pero no soportó la situación.
Dos semanas después intentó aproximarse a él y aunque recibió evasivas de todo tipo no cesó su intento hasta que una tarde logró el cometido y se lo llevó dónde los recuerdos le invadieron. Las risas nerviosas de la primera cita fueron ahora palabras cargadas de veneno por parte de Daniel. El acercarle un pedazo de tarta con los dedos se había convertido en fría distancia que el uno parecía resguardar con el otro y el interrogatorio forzado y desagradable impartido hizo que el Alfa diese por terminada la obligada cita antes de lo que realmente hubiese deseado.
”No somos absolutamente nada, no tenemos nada que ver y... por sobre todas las cosas. No te tolero.”
Desde ése día intentó retomar el habitual cortejo a pesar de sentirse herido desde el ego, el de ir tras sus pasos para intentar ganarse un malhumorado “buenos días”, el de ganarse una sola mirada... No negaría haber utilizado incluso a su pareja, un omega que alegraba sus solitarias noches para tratar de despertar posesión o celos en la mirada del cuervo. Pero no hubo reacción de ninguna índole. Nada.
La hendidura en su pecho supuraba, reclamaba sanarse con el calor que una vez sostuvo entre ambos brazos, era una sensación sofocante que intentaba apagaba con el contacto de otros cuerpos que no le aportaban nada. Buscaba entre las piernas de cualquiera lo que sólo una mirada contenía. Lo que sólo un alma podía devolverle. –Daniel...-.:。✿*゚‘゚・✿.。.:* *.:。✿*゚’゚・✿.。.:* *.:。✿
El timbre resonó con vigor por toda la academia, dando entrada al descanso de la comida. El profesor intentó contener la bandada colectiva de unos hambrientos estudiantes entre señalizaciones y recordatorios de exámenes, pero nadie parecía dispuesto a escucharle. En medio del alboroto fue dónde el adormilado gato estiró las extremidades superiores sobre el pupitre en el que se dejó al sueño y abrió de manera pesada los párpados, percatándose en primera estancia de que el cuervo había abandonado su asiento. Aún con la mejilla apoyada sobre su estirado brazo se quedó mirando ése vacío asiento hasta que una mano le acarició con suavidad un hombro, al voltear con pereza se encontró con Nathaniel, su pareja.
-¿Quieres comer conmigo?- pudo entrever el sonrojo del muchacho al hablarle. Era la ternura personificada. Un omega de sonrojo fácil y palabras siempre amables. Algo que no le aportaba emoción, algo que no era... No te pareces en nada a él.
El moreno se enderezó con pesadez e hizo que su cabeza quedase suspendida del respaldo de la silla. –Ve primero, debo ir al baño.- al muchacho se le iluminó el gesto y partió de allí con la convicción de compartir un rato junto a él, pero los verdaderos planes de Kuroo distaban mucho de aquellos que probablemente pasaban por la cabeza del pelirrojo que ahora corría por los pasillos predispuesto a hacerse con algo digno en la cafetería.
Se levantó con la misma pesadez demostrada desde su despertar y agarró un bollo de crema abandonado en su mochila, embutiéndoselo en el bolsillo antes de salir del aula.
¿Dónde estás?
No terminó de cuestionarse aquello que observó el gesto parco y enfadado de Daniel dándole la espalda... Ahí. Le siguió a paso moderado, no haciendo alarde de presencia para permitir a su adverso encontrar el lugar dónde refugiarse, por lo mientras, el gato tramposo le seguía a un par de metros, escondiendo su figura por entre el resto de alumnos que también disfrutaban de la libertad de esa hora. La figura de su ex pareja se embutió en un aula solitaria a lo que detuvo los pasos justo delante de esa misma puerta. No pareció advertir voces, por lo que pudo suponerle en solitario. Despacio, muy despacio, se animó a abrir la puerta, encontrándose con esa conocida figura de espaldas a él, contemplando el cielo. Por supuesto, con música puesta, lo que posiblemente estaría vetándole de escucharle entrar.
Sigiloso cerró la puerta tras de sí y apoyó la espalda sobre la misma mientras cruzaba los brazos sobre el pectoral en declarado gesto de prepotencia. Pero antes de poder soltar algo para que el contrario le mirase, fue consciente de la caricia que se auto dedicó su Luna sobre la esponjosidad rosada de sus labios. La desgracia del gato era ser un ser carente de ése tipo de detalles, las fechas no eran lo suyo. Pero hubo algo en la acción de Daniel que le animó a avanzar sin el saludo previo, no deteniéndose hasta que su cuerpo se interpuso entre los rayos del sol y su siempre ponzoñoso cuervo. La sombra alta del Alfa se proyectó sobre el sentado Omega y flexionó despacio las rodillas para quedar así semejos en altura. En silencio, con cariño tendió una mano hacia aquella que aún restaba sobre una comisura que desde hacía dos años no probaba y le propinó un par de caricias superficiales a su muñeca.
Dedos bailaron con suavidad por encima de la contra palma adversa, enroscándose con pasividad hasta sujetarla con premura y llevársela por cuenta propia a su comisura, besándole el pálido y huesudo dorso, tras ello y sin soltarle hizo que la fría mano de Daniel se movilizase junto a la suya, obligándole a acunar entre el hueco de sus dedos su mejilla. Ladeó la cabeza buscando más del contacto que él mismo se estaba regalando y le sonrió, aún sin soltar ni una sola palabra.
Última edición por Nyx el Jue Nov 02, 2017 3:37 am, editado 1 vez
Re: Daniel Moon - Omegaverse
Tetsurō Kuroo escribió:Dolía.
Mierda. Dolía.
“Eres un puto suicida, Kuroo.”
Volver a hostigarle era evocarse al recuerdo de lo que fue de manera voluntaria. Era abandonarse al deseo sabiendo que la consciencia sufriría por la temeridad de perseverar contra aquello que había regresado a sus días. Sin consentimiento. Sin permiso. Simplemente... había aparecido, más resplandeciente de cómo lo recordaba, más huraño de cómo le conoció. De nuevo volvía a ser Luna llena en su vida. Y una vez más, cualquier otra tintineante luz a su lado carecía de brillo.
Gato acuclillado frente a las piernas de su preciado astro esperó un empuje, una palabra hiriente, un insulto y posteriormente una nueva huida a pesar de su actuación taimada y tierna... Pero en ningún caso una caricia que le abrasase la piel y el corazón por igual. Los dígitos pálidos de su adverso se movieron torpes y rudimentarios, pero ahí dónde rozaban podía sentir el ardor que sólo él era capaz de crear sobre su dermis. Participe del contacto y buscando también del mismo, ladeó algo más la cabeza para hacérselo más fácil en su acceso a la zona trasera de la oreja y un escalofrío le invadió íntegro y de manera contundente cuando el rubio llegó al lugar: recordaba dónde y cómo tocar, de qué manera, el ritmo. Todo. Parecía recordarlo todo.
Relamiéndose el labio inferior para barrer de ahí la cosquilleante sensación que el otro dejó sobre la zona en la superflua caricia anterior del pulgar, se aventuró a clavar su mirada en aquel oro derritiéndose frente a sí y enervó mano olvidada hacia el recto mentón de su silente compañero, acariciándoselo con suavidad, con calma, cómo si el tiempo no existiese entre los dos. Deslizó sobre la zona la yema de los dígitos y cesó su acción cuando tuvo en su poder la quijada adversa, afianzándola en su dirección al tiempo que ejercía cierta presión para evitar que bajase la cara.
“Cuervo, te he extrañado...”
Quiso advertírselo, advertirle con un gesto más severo en sus fracciones sobre las consecuencias de ése baile callado sobre su receptiva piel pero... Una mirada y todo su jodido mundo tembló. El mismo Daniel le estaba pidiendo que lo hiciese, que rompiese las leyes protocolarias de cortesía para los que se habían vuelto desconocidos. Que las despedazase. Que las triturase. Luna quería quemarse de nuevo en la luz. Se lo estaba gritando del mismo modo que solía cuando lograban quedarse a solas en esa feliz época del borroso pasado. Ahí dónde quiso ser uno con él... dónde de alguna manera, seguía creyendo en el amor.
La mano adyacente fue suave al jalarle desde la nuca y aproximarle al punto de tormentosa inflexión. Su cabeza avanzó por la inercia del deseo y la fuerza empleada por parte de la palma colindante, encarándose al aliento del rubio.
Y el Sol... Era un terco suicida.
Movió el semblante para que su nariz se acariciase con su igual, cruzándolas algo más en el ladear de cara que tras ello ejecutó, preparándose el terreno para el avance. Escuchar su voz intentar pronunciar su nombre le llevó a sentir como su pulso se aceleraba y atascaba en la garganta, recordándole el nerviosismo que experimentó en el primer beso compartido.
“Sigues haciéndolo... Maldito idiota.”
–Sh...- fue su turno para pasear el pulgar sobre la voluminosidad carnosa del labio inferior de su adverso, empujándolo hacia abajo hasta descubrir parte de la dentadura del cuervo, tras ello le soltó y el labio volvió a su posición de origen. Quería destilar alguna altanería, deseaba que el otro le supiese victorioso de aquella guerra que entra ambos se había vuelto a forjar pero... no hubo nada. Ni una palabra que les recordase la contienda habitual. En vez de ello, los párpados del felino descendieron lentamente hasta ocultar los pozos negros que eran su iris, pudiendo sentir gracias a la cercanía como la largura de las pestañas contiguas le acariciaban las mejillas. Todo cuanto Daniel era atraía de una manera tan sencilla cómo huracanada. No sería él quién recelaría de un encuentro iniciado por el otro estudiante.
Y en secreto, en silencio y con el lejano hilo musical que se podía advertir desde los cascos de Daniel aún colgados en su cuello, los labios del gato se unieron con suavidad a los de su ex amor. Fue un encuentro afable en memoria a ése primer nervioso primer choque.
La mano sobre el fino mentón de su pareja cesó la presión y volvió a acariciárselo con pasividad, rememorando todas aquellas veces que su palma buscó una y otra vez de su contacto, sin garras, sin uñas, utilizando únicamente la yema. Su piel seguía tan tersa cómo años atrás, tan suave cómo ninguna otra que pudiese haber abordado durante sus conquistas nocturnas. Embebido por las emociones y añoranza movió con gentileza su propia comisura por encima de la carnosidad labial fronteriza, abriéndola para de ahí extraer su esponjoso órgano y rozar la línea de paso hacia la otra boca, humectándola al roce. Delineó el sendero de izquierda a derecha y repitió la acción a la inversa, respirando de manera turbia encima de aquella a la que procuraba la atención.
“Sal de aquí o te comeré... Quiero comerte.”
Sabía de algún modo que esa Luna estaba más dócil por algo que escapaba de su comprensión, entendía que aquello era tregua momentánea antes de volver a su persecución diaria. ¿Por qué no aprovechar la oportunidad de hacerle comprender por quién debía perder el juicio?
Empujó con vigor la lengua hacia el interior de la boca del rubio al tiempo que su comisura se solapaba medio abierta con aquella atacada y un escalofrío contundente le hizo estremecerse al dar con la humedad de aquel recóndito paraje que hacía años no visitaba. Abordó sin templanzas todo espacio y proclamó propiedad con saliva, aunque en ningún caso pareció hacerlo con fuerza o de manera impuesta. Fue... Dulce, quizás. Imperativo más no demandante, su boca se movía con pasividad encima de la otra para permitir en cada obertura obtener el aire que durante el juego se perdía. Mano sobre suave quijada perdió el rumbo y entre caricias se deslizó también hacia su nuca, embutiéndose en un mar dorado que acarició con cuidado de no estirar y dañar.
Re: Daniel Moon - Omegaverse
Yo no quise... nunca quise...
• Daniel P. Moon:
Aburrido, realmente cansado, hastiado de muchas maneras mientras que veía hacia el frente. La clase terminaba y él se levantaba para salir de ahí. Era todo lo que menos quería que sucediera. Era asquerosamente horrible el ver como todo se relacionaba a clases, aromas, lazos. Era absurdo para el rubio, más cuando unos ojos negros parecían taladrarle la nuca. Detestaba eso, pero lo ignoraba, de tal manera como si no los sintiera, como si no existieran para él. Así que tomando sus pertenencias, salió del aula de la clase para comenzar a alejarse. - Tks - chasqueó la lengua cuando pasó al lado de un grupo de omegas que estaban baboseando por algunos Alfas, un par de Betas. Inclusive regresó una mirada hostil a un Omega que parecía observarle a él. Odiaba ese tipo de cosas, así que simplemente se alejó, paso tranquilo, calmado, con esa aura solitaria y amargada. - Es una tontería -
Aburrido, realmente cansado, hastiado de muchas maneras mientras que veía hacia el frente. La clase terminaba y él se levantaba para salir de ahí. Era todo lo que menos quería que sucediera. Era asquerosamente horrible el ver como todo se relacionaba a clases, aromas, lazos. Era absurdo para el rubio, más cuando unos ojos negros parecían taladrarle la nuca. Detestaba eso, pero lo ignoraba, de tal manera como si no los sintiera, como si no existieran para él. Así que tomando sus pertenencias, salió del aula de la clase para comenzar a alejarse. - Tks - chasqueó la lengua cuando pasó al lado de un grupo de omegas que estaban baboseando por algunos Alfas, un par de Betas. Inclusive regresó una mirada hostil a un Omega que parecía observarle a él. Odiaba ese tipo de cosas, así que simplemente se alejó, paso tranquilo, calmado, con esa aura solitaria y amargada. - Es una tontería -
• Tetsurō Kuroo:
Un día más de la semana había tocado fin y para no perder hábito, su compañero de pupitre delantero, ex pareja y ahora aparente enemigo salió sin dirigirle siquiera una mirada de hastío. – ¡Eh! – pero fue irrevocablemente ignorado. Evacuó el aula mochila en el hombro e intentó interceptarle entre las cabezas aglomeras en el estrecho pasillo, tanteando a quienes intentaban ganarse una sola mirada de su persona. Más no pasó por alto la mirada enamorada que un Omega dedicaba a su adelantado compañero y no hizo más que sonreír con destreza gatuna y sujetar por un hombro al pobre y débil muchacho, apartándolo con fuerza de su camino. – No se mira. No se toca. – habló en aparente calma y guiñó un ojo a un asustado alumno que se limitó a asentir con miedo mientras le gato avanzaba con sigilo ancestral tras los pasos de Daniel. - ¿No me escuchas o qué? –
Un día más de la semana había tocado fin y para no perder hábito, su compañero de pupitre delantero, ex pareja y ahora aparente enemigo salió sin dirigirle siquiera una mirada de hastío. – ¡Eh! – pero fue irrevocablemente ignorado. Evacuó el aula mochila en el hombro e intentó interceptarle entre las cabezas aglomeras en el estrecho pasillo, tanteando a quienes intentaban ganarse una sola mirada de su persona. Más no pasó por alto la mirada enamorada que un Omega dedicaba a su adelantado compañero y no hizo más que sonreír con destreza gatuna y sujetar por un hombro al pobre y débil muchacho, apartándolo con fuerza de su camino. – No se mira. No se toca. – habló en aparente calma y guiñó un ojo a un asustado alumno que se limitó a asentir con miedo mientras le gato avanzaba con sigilo ancestral tras los pasos de Daniel. - ¿No me escuchas o qué? –
• Daniel P. Moon: Mas lejos. Ignorando todo a su alrededor, simplemente... era mejor así. "No te gires, no te detengas" por que había escuchado claramente aquella voz que le había llamado entre tanta gente pero la ignoró. "No existes". Frunciendo suavemente el ceño, esquivando a algunos de los que se interponían en su camino, se colocó los cascos sobre sus orejas, casi como si fuera una protección contra cualquier herida, una armadura y encendió la música que comenzaba a hacerle olvidar que era lo que estaba haciendo, la sensación de escapar sin quedarse, hasta que fue detenido por un par de chicos menores, que parecía, necesitaban un apoyo de él, fue cuando apenas se retiró los cascos, sin apagar la música. - No estoy interesado - y sin querer, le ganó la curiosidad para girarse y lo vio. esas perlas negras, esa sonrisa genuina de astucia. Se arrepintió en ese momento de girarse y solo le volvió a dar la espalda, colocándose los cascos una vez más. "Ignoralo, No existe". y también hizo acopio de toda su fuerza para ignorar ese terrible escalofrío que recorría su espalda. "Por eso... detesto a los gatos". Y a los alfas. Y a todo mundo.
• Tetsurō Kuroo: Por un momento, las miradas de uno y otro se encontraron y por su parte, sonrió con la sorna y el descaro acostumbrado. Sin embargo y gracias a los alumnos que importunaron el paso del rubio pudo llegar a alcanzarle. Se posicionó justo a un lateral de su ex pareja y rodeó los hombros de éste con el brazo derecho, estrechándolo contra su lateral con desfachatez, sin vergüenza de ninguna índole. Conforme se aseguraba de tenerlo completamente asiado a su persona dedicó una mirada cómplice a quienes parecían observarles atónitos. - ¿Les importa? – los chicos compartieron una mirada entre ellos y motivados quizás por la posición jerárquica del gato salieron de ahí sin siquiera despedirse, con la cabeza gacha y compadeciéndose, tal vez, de ése que tenía entre los brazos. Pues si algo era sabido en las paredes de esa institución era que Kuroo tenía pareja y no eran pocos los omegas que a pesar de ello intentaban seducirlo. Cuando restaron a solas miró con un fingido mohín al más bajo y bajó el rostro lo suficiente como para alinearlo con el contrario. - ¿Tienes prisa hoy? Tenía pensado invitarte a tomar algo. – Sus dígitos bailaron sobre el hombro contiguo, acariciándoselo con lentitud.
• Daniel P. Moon: Había sido una pésima idea en realidad el girare a verle, el detenerle, el siquiera pensar que podría ignorarle. Pero eso no significaba que lo aceptase como si nada. Movió su hombro con la finalidad de que le soltara, haciendo que la mano ajena, se deslizara de su cuerpo, dando un paso a un costado, alejandose completamente. - No estoy interesado. - dijo con cierto gruñido incluído y el ceño fruncido. Se giró a otro lado, calmándose, al menos lo suficiente para simplemente no soltar un golpe, o un reclamo. No valía la pena, ese que tenía enfrente, no valía nada. Era nadie. - Que lamentable que tu pareja no tenga tiempo de atenderte que vengas a rogar atención ajena. - sonrió ahora con acidez y entrecerró esos ojos dorados. - Pero es mas lamentablemente, no tengo el tiempo tan libre como tú. Así que... - esa sonrisa desapareció. - ... piérdete. - no le interesaba su estatus, ni que el otro quisiera imponerse. Frente a todos, entre los rumores, se creía que era un enfrentamiento entre dos alfas o quizá entre un Alba como el pelinegro y un Beta como el rubio. - Ya lo hiciste, eres experto. Vuelve a hacerlo. - le reclamó de alguna forma, casi sin quererlo, y estirando su mano, empujó al otro para apartarlo y comenzar a caminar, alejandose completamente del otro. "No vales nada... ya no vales nada para mi". Se repetía una y otra y otra vez.
• Tetsurō Kuroo: Era ponzoña. Veneno. No había cambiado en absoluto. Conforme más cianuro soltaba el rubio por la boca más divertido parecía el gato, quién le observaba con una sonrisa de envergadura casi sardónica. – Me perdí precisamente por tú poco tiempo en atenderme, cuervo. – tras el empuje se retiró del paso adverso, pero no dudó en alargar una mano y atajarle desde el antebrazo, obligándole a cesar el paso o a separarse más de lo que alfa consideraba. – Vas a venir conmigo. – la amabilidad parecía haber pasado a un deplorable segundo plano y para marcar sentencia hizo más presión con los dedos sobre la dermis pálida del contrario, acordonando la zona con rigidez. – O... Muchos de clase podrían enterarse de cosas. Y no queremos eso. ¿Verdad? – sabía el “secreto”. Sabía su jerarquía... Lo sabía todo de él. ¿Golpe bajo? Quizás solo recurrió a la desesperación del momento, pues si algo tenía claro, era que no permitiría jamás que le arrebatasen ése diamante aún sujeto desde una extremidad. – Vamos, vayamos a disfrutar como en los viejos tiempos, “Dan”. – apodo cariñoso de cuando eran pareja incluido, disminuyó la fuerza de agarre y deslizó la palma por la piel contigua en una caricia casi retorcida.
• Daniel P. Moon: Jaló su extremidad con fuerza para soltarse del otro, con el gesto completamente enturbiado por la ira, por la humillación ajena. Chasqueó la lengua y después solo miró a otro lado. Resignación. Pero antes de aquello, solo se giró a verle. - ¿Que es lo que quieres ganar ahora?, ¿Tu nueva pareja no te satisface suficiente?, tienes muchos omegas y betas para poder hacer con ellos lo que quieras. - terminó por retirarse los cascos de su cuello, apagar la música y guardarlos. Sabía que no podía escapar por ese momento, pero soportar un poco no sería tan malo... quizá. Pero era cauteloso, demasiado cauteloso. - ¿Acaso el Cuervo terminó por sacarle los ojos al gato que quiere volver a sus alas? - sonrió ladino, burlón, más no se acercó al otro, solamente le observó. - Que lastima que el cuervo no tiene ganas de repetir de felino. - miró aburrido a otro sitio, ignorando ahora los gestos, esa mirada, esa voz. No quería verle, no quería sentirle, no quería recuerdos. Y se le vino a la mente el recuerdo justamente del primer beso que compartieron, a escondidas de todos, así, sorpresivo, como el juego del gato, como ese felino había ido enroscando su afelpada cola alrededor de él y sus garras, clavándoselas en el corazón. "Por eso es que el amor no existe". Se repitió mentalmente cuando volvía a aquella postura aburrida, casi indiferente. - ¿Y bien?, ya tienes lo que quieres. No tengo todo el día. - Sacó su movil, solamente para revisarlo, aunque era más para distraerse del otro.
• Tetsurō Kuroo: - Quiero ganarte a ti. – simple, directo y por supuesto, totalmente seguro de lo que decía no hizo acopio de indignación al nuevo intento de herida por parte del cuervo. – Y no mientas, no se pude repetir...- se aproximó con paso taimado a su oído, ignorando completamente lo que éste estuviese escribiendo o revisando desde su dispositivo móvil y una vez quedaron nuevamente próximos, le habló en un susurro que cargó en la sensualidad propia de un alfa, en la de un felino: En la de ambos. No rozó el cuerpo a su vera, sencillamente doblegó la cintura para que su cabeza quedase perpendicular y direccionada al lugar deseado. -... Lo que jamás se ha probado.- besos a escondidas, caricias que únicamente la oscuridad de la noche amparaba pero nunca llegaron a profundizar. Daniel no le dejó. Fue él, maldito cuervo, quién le alejó, quién le rechazó en todo intento por marcar territorio en él. Se reincorporó lentamente, quedando centímetros por encima del rubio y pasó por su lado con naturalidad, oteando después por encima de su hombro derecho para asegurarle ahí. – Fresas con crema. ¿Verdad? – él. Únicamente él era quién realmente le conocía. Sus gustos. Su realidad. Su pasado. Todo le pertenecía y por consiguiente, se creía con derecho de apoderarse también del presente. –Vayamos dónde siempre.- cafetería próxima a la estación dónde se reunían era el lugar referido, pero se temía que eso era algo que Cuervo ya sabía.
• Daniel P. Moon: Bum. Bum. Bum... su corazón comenzó a latir de una forma avasalladora que casi le deja sordo a si mismo cuando lo escuchó. Maldijo con todas sus ganas su status oculto a todo mundo, maldijo al moreno frente a él y hacerle temblar de las piernas con solo pensar que... "... aún te acuerdas". Pensando mientras que ahora se giraba a caminar detrás del otro, sin siquiera decirle nada, ni aceptar ni negar nada, en total silencio y es que... ¿que decirle?, ¿Aceptar que tambien lo recordaba en voz alta?, era darle una victoria a ese gato negro, tramposo, astuto. Negarlo era simplemente absurdo. Asío que optó por el silencio. "El que calla, otorga." se dijo a si mismo como reclamo mientras continuaba caminando con el otro, a por lo menos dos pasos de distancia. Una cosa era que hubiese medio aceptado -casi fue secuestrado- para ir con él y otra que estuviera dispuesto a estar demasiado cerca de él. Hizo un suave mohín de sus labios, preocupado, por el simple hecho de pensar en que si traía sus supresores. No era aun tiempo de su celo, de hecho faltaban al menos dos semanas más, y estaría perfectamente bien, pero debía de ser cauteloso, sabía que un pequeño cambio emocional podría adelantarlo o atrasarlo y no quería correr riesgos. No con ese felino de nuevo rondándole. Se detuvieron antes de cruzar una calle. - Por cierto. - dijo como si simplemente se acordara de algo casual. - Vi a tu pareja observándonos mientras salíamos. ¿Te has peleado con ella? - sonrió, ladino, cuando comenzó a caminar de nuevo para atravezar. - Que patético. No has cambiado en nada - se burló mientras que llegaba a las puertas de aquel lugar. Recuerdos, más recuerdos. Una cita, una charla, una caricia por debajo de la mesa. Frunció el ceño. "Todo fue una mentira." Y se adentró para comenzar a ver a su alrededor, al menos la mesa que siempre usaban estaba ocupada.
• Tetsurō Kuroo: “Así que prefieres callar, eh...” complacido por el repentino mutismo, se anotó el silencio como un paso más hacia el triunfo. Si de algo estaba seguro era que la toxicidad en las intervenciones habladas del rubio eran un método de defensa y no recibir de las mismas implicaba desconcierto, desequilibrio. Quiebre en su psique. Deambuló con las manos inmersas en los bolsillos, sintiéndole próximo a pesar de que Moon seguía con su intento por mantener las distancias. - ¿Mh? – giró ligeramente la faz ante el llamado del cuervo y sonrió con la desfachatez de siempre... sin duda, ciertamente, habían cosas que no cambiaban. – No te considera un enemigo, no te preocupes. – y daba a entender que inclusive su pareja creía que... eran amigos. Eso y nada más. Sin recuerdos. Sin una historia. Sin ése lazo que ahora prácticamente estaba obligándole a compartir. Una vez dentro del local dirigió un vistazo rápido a lo que él consideraba “Su” mesa y arrugó paulatinamente el entrecejo al ver que alguien restaba ocupando el lugar. En vez de despreocuparse e intentar tomar lugar en otra mesa caminó hacia su territorio con gesto tan sonriente como amenazador y para llamar la atención de los comensales colisionó su palma abierta contra la madera, haciendo temblar todo cuanto sobre ella había. - ¿Podéis largaros? – un beta y un omega le miraron sin comprender y el segundo incluso retrocedió de su asiento. – Es mi sitio. – tono de voz suave pero ahogado en irritación hizo saltar de posición a sendos clientes. Sillas ya libres y con un reiniciado humor, el moreno regresó su atención hacia el rubio y le sonrió con sorna, apuntando la silla en la que, años atrás, se sentaba.
• Daniel P. Moon: Observó callado el espectaculo del felino. No le sorprendía, ni siquiera se inmutaba. De hecho cuando vio salir al Omega y al Beta, solo les dirigió una mirada completamente indiferente. Esa actitud que habia reforzado luego de que el moreno se haya ido de su lado, abandonándole después de... Sonrió, casi con burla. Bien pódría pasar como otro Alfa que solo estaba ahí, compartiendo una tarde con un amigo Alfa. Caminó, sin darle mucha importancia a la seña del otro para sentarse en dónde siempre con un suspiro cansado. - ¿No me ve como enemigo?, debe de saber entonces que calaña de pareja ha de tener. - despreocupado pero en verdad, por dentro, tenía una punzada de molestia, de amargura, de desconcierto. Por la primera evasiba del moreno, sabía que no iba a recibir una respuesta clara, pero también quería saber el motivo.color=#cc9900][ - Si querias tomar un café, bien podías venir con tu novio. No tienes que recurrir al "no enemigo de tu pareja" -[/color] se recargó en su mano, apoyando su codo sobre la mesa, mirando la carta sin mucba apuración. - Fresas con crema. Macciato de caramelo. - su gusto por las cosas dulces, su fascinación por ese tipo de bebidas no cambiaba. Soltó un bufido. - Kuroo... - llamó dejando la carta en la mesa antes de reacomodarse en la silla. - En verdad. ¿Que ganas con todo esto?, Es absurdo si lo vemos de cualquier lado. - miró ahora hacia la vitrina de pasteles, hermosos pasteles, hermosos recuerdos, pasteles dulces, recuerdos amargos. - No somos absolutamente nada, no tenemos nada que ver y... por sobre todas las cosas. No te tolero. - sincero, directo. -
• Tetsurō Kuroo: -Para nada.- tomó la carta, completamente animado. Su aura ahora parecía ser otra. Le tenía justo delante... justo ahí. Ojeó los distintos dulces ahí plasmados, pero realmente ya se conocía cada uno de los platillos del lugar. –Lo sabe.- de nuevo, optó por respuestas cortas, no dándole la oportunidad de profundizar en algo que, según su parecer, no tenían que compartir. Soltó un bufido esta vez. ¿Por qué tanta repentina insistencia por su pareja? Dejó la plastificada carta sobre la mesa y le miró con cierto deje de molestia, más en ningún momento de enfado. –En la universidad solo huyes. – acotó, mirándole cómo si estuviese culpando de ello. Sin embargo, la última oración obró que el gato hasta ahora sonriente sintiese la necesidad de mostrarse dominante: ¿Nada? Hizo acopio de toda su paciencia e intentó sonreírle, aunque en su mirada no existía rastro de la diversión pasada. Sus manos se tornaron dos puños inestables que temblaron sobre sus rodillas, predispuestos a ganarse a golpes el respeto, el recuerdo. – Fuiste mi pasado. Ni se te ocurra volver a decir algo así. – se levantó, arrastrando con pesadez la silla en su movimiento y se dirigió a la barra a pedir lo deseado para ganar algo de la cordura y paciencia que en él empezaba a escasear.
• Daniel P. Moon: - En todo caso, solo somos eso. Pasado- dio un enfasis malhumorado, pero a la ves, despreocupado del otro, igorando completamente tanto la mirada fiera del otro. Era un felino, uno callejero, uno de esos que eran astutos y a la vez... peligrosos. Conocían mañas que él desconocía pero que también había aprendido. Se había vuelto un cuervo con un pico peligroso gracias a él, a sus enseñanzas. A su adios, a sus heridas, a esas garras que le destrozaron. Se volvió a recargar en su mano y su codo sobre la mesa mientras miraba por la ventana. Suspiró cansadamente mientras que esperaba hasta verlo regresar con el pedido. - ¿Por que... te fuiste? - preguntó, mirándole al rostro, levantando la mirada hacia el otro, y aunque su gesto parecía ser una mueca completamente de desinterés, sus ojos... brillaron un instante por una respuesta, por querer saber lo que habia pasado por esa cabeza que era un enigma para él en este momento. "Antes creía conocerte y ahora... ¿Que es real?, ¿El Tetsuro de ahora o el que fuiste conmigo?", tomó su tarta y su café para acercarlos. - Ni siquiera te tomaste el atrevimiento de avisarme, desapareciste... ¿porqué tendría yo que buscarte despupes de ello?, simplemente es curiosidad. - tomó su cucharilla para partir un pedacito de pastel y llevarselo a la boca. Ese pastel que no habia vuelto a comer desde que el otro se fue por que... dolía. entrecerró los ojos. - No tiene lógica que me busques solo por ser tu pasado. Actualmente, solo somos dos desconocidos con recuerdos en común... hay tanta gente que es así, y no vuelven a verse. ¿Para que me buscas? - más ahora su mirada estaba en esa fresa bañada en mermelada que tenía frente a él.
• Tetsurō Kuroo: Respirar... Inspirar... Volver a tomar aire y soltarlo desde la boca fue el ejercicio a completar una vez estuvo lejos de la mirada contraria. Tomó la comanda y bandeja en mano regresó dónde el contrario le esperaba con una nueva metralla de preguntas, no tuvo tiempo a sentarse antes de que le escupiese la primera. Puso el pedido correspondiente de cada cual en las proximidades de la mesa que correspondía y dejó que siguiese bombardeándole con las incógnitas que durante años estuvieron sin resolver, intentando por su cuenta no estallar en cólera y llevárselo consigo al baño para que entendiese de una maldita vez los motivos que estaban llevándole de nuevo a su lado. Se sentó con desgana, plantándose de nuevo frente a él con gesto huraño, como todo un gato malhumorado. – Tú me hacías fuera cada día, Daniel.-apretó la mandíbula al hablar y agarró la magdalena recubierta en crema que había escogido para él. Dio un mordisco y se aseguró de masticar y tragar antes de... de descubrir el velo a lo que tiempo atrás fue tortura y tormento. Fue inseguridad. Fueron celos. – No me dejabas marcarte. No querías meterte en la cama conmigo. ¿Qué mierda esperabas? ¿Qué te marcase otro alfa? ¿Qué llegase alguien que mereciese la pena? – ni le miró. Agarró la lata de refresco que fue su elección y dio un largo trago, intentando pasar lo que en su garganta parecía atorado ahora. – No me fui. Tú me dijiste que lo hiciese. – alzó el mentón, clavándole oscuros pozos en aquellos faros brillantes frente a sí. – Si te busco es por qué siento que lo nuestro no terminó. No aún. –
• Daniel P. Moon: "Así que fue eso...". No regresó la mirada de oro hacia esas lanzas negras que seguramente estaban taladrandole. - Solamente fue por que no dejé que me marcases. - ensartó la frutilla con algo de fuerza y la levantó más no la llevó a su boca, solamente la observó como la mermelada escurría lentamente hasta caer sobre las demás sobre el pastel. - Sentiste que no eras un buen Alfa entonces solamente por el hecho de que como un Omega te dejase morderme en un arranque de hormonas que... después te arrepentirías por que encontrarías a otro Omega o quizá un Beta que para tus egoístas y felinos ojos fuera mejor que yo. - no, no sonaba a reproche aunque lo fuera en cierta forma, de hecho su voz era tan monótona como siempre, casi con cierto desdén antes de llevar esa fruta a sus labios y morderla suavemente, solo la punta, manchandose los carnosos con un poco de mermelada que despupes se relamió con suavidad.- Somos pasado, ya lo dijiste. Sigue sin tener sentido. A menos que solo sea tu orgullo estupido de Alfa el que esté herido. Deberías tener suficiente con tu actual pareja que seguramente ya marcaste... o con la tonelada de Omegas que te siguen meneando sus colas para ti. - No eran celos, en realidad en ese preciso instante era... realista. Incluso él, con esa fachada de Alfa que tenía o de Beta dominante, tenía a muchos Omegas detrás de él, incluso a unos cuantos Betas... un par de Alfas que no les importaba estar con él. -
• Tetsurō Kuroo: Cada palabra abrió heridas. Heridas que con toda convicción creía ya cerradas, enterradas y cicatrizadas. Tensó los dedos sobre la frágil estructura de una lata que mutó la forma ante la fuerza de compresión y miró con rabia contenida al que parecía estar poniendo en entredicho un sentimiento que en su momento lo destruyó a pesar de sus intentos por afianzarlo: ¿No era lo que por jerarquía debía hacer? ¿Marcar lo que quería mantener a su lado para siempre? Todo apuntaba a que Daniel seguía con el visor puesto en la relación de su hermano, algo que tan siquiera iba con ellos. – Pero ahora no estoy con ninguno de ellos. Estoy contigo. - ¿Tanto costaba de entender? ¿Tan difícil era? Se levantó burdamente, con tanta firmeza que la silla a sus espaldas perdió el equilibrio e impactó contra el suelo, creando un nuevo estruendo. Soltó la lata ya desfigurada para agarrar con desdén la magdalena y lanzársela sobre el pastel a medio terminar. – Ya que te lo quedaste todo, termínate esas migajas también. – recogió su abandonada mochila y tras colgársela de un hombro salió de allí con paso firme. En esta ocasión fue él quién no se volteó a mirarle, permitió que observase de nuevo como su espalda se alejaba por segunda vez en sus vidas.
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